Estos días hemos tenido una grata sorpresa. El sauce que tenemos delante de casa ha explotado de flores y éstas se han llenado con las abejas de las colmenas que nuestro amigo Héctor nos dejó este otoño a nuestro cuidado. Son unas abejas que no han tomado ninguna medicina ni alimento artificial. Vienen del norte de España y espero que aquí hayan tenido un invierno tranquilo. Ayer, debajo del sauce su sonido era impresionante. Me trajo a la memoria una vivencia de mi infancia, cuando mi padre y yo recogimos un jabardillo de abejas y lo colocamos en una de esas colmenas antiguas de corcho. Era como un ovillo de lana marrón. Yo iba sin decir nada todos los días a verlo y lo levantaba un poco del suelo para ver en su interior; veía como iban creciendo los panales dentro. Hasta que un día el movimiento debió ser un poco más brusco y me cayeron unas cuantas abejas en mi frente. Os podéis imaginar la cara que se me puso. Quizá ese haya sido uno de mis principales defectos: la curiosidad.
Espero que las abejas de nuestro amigo Héctor estén fabricando una miel llena de propiedades analgésicas y antiinflamatorias ya que están libando del árbol que fue el origen de la aspirina natural.
Esta semana hemos plantado también los guisantes y los semilleros de tomates, pimientos, lechugas, puerros etc.Aquí tenéis una foto con los guisantes ya plantados en la tierra y las ramas colocadas para que se enreden en cuanto nazcan
Desde este blog os invitamos a compartir experiencias desde el amor a la naturaleza y desde el Amor con mayúsculas. Pues esta vivencia que estamos haciendo pretende encontrar nuevas realidades donde el consumo, el dinero y el egoismo tengan la menor cabida posible.
Un abrazo
